domingo, 25 de septiembre de 2011

Campus de la Justicia y cortejo académico


Son las cuatro de la tarde y cae sobre el asfalto un sol de justicia que se ha quedado a vivir en Valladolid ignorando que ayer comenzó el otoño en el calendario. Llego a la calle Mieses (frontera de coches y semáforos entre los barrios de Huerta del Rey y de Girón) y doy la vuelta a la parcela en la que se ubicará el Campus de la Justicia, intentando imaginarme ese espacio dentro de diez años.

Sentado en un banco, a la sombra de los árboles que rodean la residencia Cardenal Marcelo, un anciano me mira, extrañado de mi interés y de mi cámara de fotos. Quizás él no sepa que dentro de cinco días, en el número 45 de la calle San Bernardo de Madrid, se abrirán las plicas de los proyectos que ya se han presentado para elaborar el plan director de este Campus de la Justicia; que lo mismo ocurrirá, con las propuestas económicas de esos proyectos, el día 15 de noviembre; que, si todo sigue los planes previstos, a finales de 2012 se pondrá la primera piedra del edificio o edificios; y que en 2015 (más los retrasos que se vayan acumulando) empezarán a trasladarse a esta explanada de hierbas secas los juzgados que ahora se encuentran esparcidos por Valladolid, cambiando la fisonomía y la vida de este barrio y constituyéndose en un núcleo significativo –ojalá también atractivo- de la ciudad.

Ruedas de prensa y debates ciudadanos jalonarán el largo camino

Pero si mi compañero de contemplación no lo sabe, no tardará mucho en enterarse, porque en cada etapa de ese camino representantes del Ministerio de Justicia, de la Junta, y de la Audiencia y el Ayuntamiento de Valladolid nos recordarán los números de juzgados, salas de vistas e instalaciones complementarias (con sus metros cuadrados correspondientes) que el Campus aportará a la administración de Justicia. Por su parte, arquitectos, urbanistas y asociaciones de vecinos seguirán debatiendo sobre la adecuación o no de los edificios y del diseño de la parcela, sobre si tiene o no sentido construir "ciudades" dentro de las ciudades, y sobre los agravios comparativos entre barrios en el desarrollo urbano

Y, mientras tanto (también antes y después), los ciudadanos seguirán disfrutando la justicia de los jueces justos y sufriendo la prevaricación de los que sean injustos. Porque es claro que unas mejores instalaciones podrán facilitar el trabajo de los funcionarios y aminorar las esperas de los procesos, pero nunca suplirán la honradez y formación de quienes tienen que dedicarse a interpretar las leyes con equidad.

Sabiduría, eficiencia y justicia en la financiación

Pedaleando de vuelta a casa, no sé por qué asociación de ideas me encuentro pensando en la apertura de curso de la Universidad de Valladolid, que ayer –quizás por las obras en el Palacio de Santa Cruz- no contó con el cortejo académico desfilando por la calle Librería entre el Rectorado y el Paraninfo. Se ha echado en falta la presencia multicolor de los birretes de ciencias y letras proclamando que una de las empresas más importantes de la ciudad se dedica, desde hace más de ocho siglos, a perseguir algo tan intangible como el conocimiento; aunque de vez en cuando da frutos tan tangibles como la terapia experimental llevada a cabo por investigadores del IBGM para curar la lumbalgia con células madre, o la presencia por primera vez del área de matemáticas de la UVa entre las cien mejores del mundo en el ranking de Shangai. Quizás lo he asociado con el futuro campus de Girón por el discurso del rector Sacristán pidiendo justicia a una Junta que prometió vincular la financiación de las universidades a la eficiencia de las mismas, pero que ahora castiga a la única que ha sido capaz de racionalizar su gestión económica para no tener que acudir al endeudamiento.

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