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Parque de Aventuras Juan de Austria |
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Einstein junto al Museo de la Ciencia |
Atemperar los metales para que se oigan las voces
armonizadas
Al bajar la mirada, encuentro en la pantalla la explicación
a todas las cavilaciones que me han ocupado y desconcertado en los dos últimos
meses. Lo dice Jordi Casas explicando el último experimento de los coros de
Castilla y León con la Oscyl: "Se trata de una
versión especial de La Creación de Haydn, en la que el director, Leopold Hager,
utiliza sacabuches
y trompas
naturales para atemperar el sonido de los metales, y modera el volumen de
la orquesta para que se oigan las voces, no tanto la pronunciación como la
aliteración".
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Voces y metales en un concierto reciente |
Así que me pregunto si no podrían los líderes de los
partidos moderar un poco el ruido de los metales para escuchar lo parecido que
pueden pronunciarse los distintos conceptos de democracia que tiene cada uno, y
así conjugar el acento de unos en la libertad, de otros en la igualdad y de
algún tercero -tímido- en la fraternidad, como ya se hizo hace treinta y ocho años, para organizar un país decente. Pero no, siguen los instrumentos más
ruidosos -en nuestro caso es más bien la percusión- pronunciando con furia
visigótica su colección de oclusivas sordas (corrupto, populista, hipócrita),
que cualquier día nos revientan la glotis al salir y los tímpanos al entrar.
Porque lo importante parece ser demostrar a cuál de las dos españas, resucitadas
como momias malolientes, pertenece cada uno; como si en la pertenencia al grupo
de "los buenos", o peor, en el odio hacia "los malos", estuviera
la solución a problemas tan complejos como el paro, la desigualdad creciente,
una educación bastante desvencijada, una sanidad en equilibrio inestable entre
el recorte y la falta de sostenibilidad, o la tragedia de cientos de miles de
refugiados con los que no sabemos qué hacer.
Antes de emprender el camino de vuelta, paso un buen rato
contemplando las series "Presencias"
y "El
caballero de la mano en el pecho", de Sofía
Gandarias (la pintora vasca que fue Caballero de las Artes y las Letras de
Francia), asombrándome de lo parecidas que son las manos y las miradas de las
personas, a pesar de tan distintas; y de encontrar en otro artículo el eco de
mis pensamientos, mejor expresados por Antonio
Muñoz Molina, clamando por que los defectos de nuestra democracia no nos
lleven a deslegitimarla ni a olvidar la diferencia -radical, no hace falta que
nadie se lo explique a quien conoció el franquismo- que hay entre la libertad y
la dictadura. Todo me parecen aliteraciones borrosas, como la llovizna, que no
dejan brillar la nitidez de las grandes ideas redentoras, pero que nos hermanan
en sus perfiles desdibujados, sin aristas.
Salmodias, letanías y tablas de multiplicar: se van
los "nobis"
Otros dos meses han pasado desde aquellas mañanas de lluvia
refugiada en los suaves colores de la biblioteca -madera clara de las mesas y
gris de los anaqueles-, fundidos con el gris de las nubes a través de los
ventanales. Y ha seguido lloviendo, pero mi fe en el valor conciliatorio de las
aliteraciones armónicas se ha ido debilitando a medida que las repeticiones de
sonido se han convertido en salmodias o mantras, como las tablas de
multiplicar, de las que nada importa el significado. Mejor dicho, no han
servido para relativizar las aristas en pro de acuerdos y cercanías
descubriendo lo común, sino todo lo contrario, para fijar obsesivamente en las
cabezas, vaciándolas de sentido crítico, las cuatro ideas simples que hay que
tener listas para el enfrentamiento: para no olvidar que lo importante son los
bandos y saber claramente cuál es el nuestro.
Durante este tiempo, Chris Tuan ingeniero de la Universidad
de Nebraska, ha estado poniendo a punto un
asfalto que derretirá el hielo impidiendo que los aviones se retrasen en
los despegues o que los coches resbalen en invierno (¿qué invierno?, me
pregunto este año que no ha habido); y
más cerquita, en Valladolid, el
IOBA ha probado con éxito un implante que puede solucionar muchos problemas
a personas sin globo ocular; Lactalis anunció que desmantela Lauki y Mondelez
que cerrará
Dulciora en 2017; y Renault negocia con sus trabajadores para
ver si la factoría de Valladolid es digna (es decir, barata) de acoger una
planta de fundición de aluminio inyectado. Pero nosotros seguimos solo
pendientes de la evolución sintáctica, subordinada condicional, de los pactos
perifrásticos (que habrán de ser o no).
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Jour de pluie à Paris. Gustave Caillebotte. Foto tomada de Wikimedia |
Mientras, la llovizna suave, biselada por el viento,
bisbisea sibilante: "se van los nobis, se van los nobis..."