martes, 15 de noviembre de 2011

Historias de mujeres en noviembre

 El martes volví a casa pedaleando a toda pastilla, comí en un visto y no visto y llegué a la puerta del teatro Zorrilla tres minutos antes de las cinco de la tarde, pensando que ya no encontraría sitio para ver actuar a cinco de los diez seleccionados en la segunda fase del premio Frechilla-Zuloaga. La realidad es que, aparte de los cinco miembros del Jurado, estábamos en la sala unas doce personas, a las que la suerte quiso regalarnos que la primera en actuar esa tarde fuera Marina Goshkieva, la rusa que iba a alzarse como ganadora de esta décima edición. Como no soy ninguna experta en música, desconozco si fue el acierto en la elección de las obras o su maestría y sentimiento al interpretarlas lo que me hizo disfrutar en grande y pensar: si esta no gana, ¿cómo tocará el campeón?

Marina Goshkieva en el folleto del Premio Frechilla-Zuloaga

Marina Goshkieva y el rey de los elfos

Me apunté el nombre de la obra que más me había emocionado (Erlkönig, de Schubert y Liszt) y pude comprender mejor la tristeza que transmitía cuando leí el poema de Goethe sobre el que Schubert compuso su lied para canto y piano, y Liszt escribió la versión para piano solo; una historia triste, basada en una antigua leyenda danesa, en la que el rey de los Elfos (el Erlkönig) persigue a un padre y su hijo que vuelven a casa cabalgando en una noche cerrada. El hijo ve y oye al rey de los elfos (que le susurra promesas de belleza, bienestar y riqueza para que se vaya con él), pero el padre no, e intenta serenarle diciendo que lo que ha visto es una ráfaga de niebla y lo que ha oído es el silbido del viento entre los árboles. A punto de llegar, el hijo grita porque nota que el rey elfo le ha herido; el padre desmonta y entra rápidamente en la granja llevando en brazos a su hijo, que ya está muerto.

Julie Andrews y la amiga de Puri

Al día siguiente, le conté la historia del Erlkönig a mi amiga Puri, que se cruza muchas tardes conmigo, aunque a veces no me dice nada por miedo a que me caiga de la bici si me vuelvo a mirarla. Puri canta en la Coral Támbara, que está preparando, junto con otras cinco corales vallisoletanas, un concierto navideño en el auditorio Miguel Delibes con canciones de las películas musicales más conocidas. Esta semana, cada vez que ensayaba "Climb every mountain", de Sonrisas y Lágrimas, no podía evitar que se le quebrara la voz; y no porque pensara en Julie Andrews y su crisis existencial, sino porque se acordaba de su amiga, a la que tuvieron que adelantarle el parto al detectarle un problema de placenta envejecida que ponía en peligro la vida de su hija.

"Nada más sacarle a la niña –me contaba-, que no llegó a pesar kilo y medio, mi amiga tuvo un fallo multiorgánico y se ha pasado dos días entre la vida y la muerte, más cerca del otro barrio que de este. Yo no podía remediarlo, recorría la casa como gato enjaulado, con el puño crispado en alto –a veces golpeando la pared-, cantando y gritando un verso de las contraltos en esa canción: ¡lucha y no te rindas!, ¡lucha y no te rindas!, ¡lucha y no te rindas! Hasta quedarme ronca".

El caleidoscopio de noviembre en Valladolid

Y creo que todo lo que ha pasado luego en Valladolid ha sido una respuesta al grito de guerra de Puri, hija de minero asturiano. Se han reunido aquí cocineros jóvenes de mogollón de países para preparar los mejores pinchos, entre los que ha ganado una tapa envuelta en un insólito periódico comestible lleno de buenas noticias. Los criminólogos se han acercado hasta el Museo de la Ciencia para recomendar a los malos que dejen de delinquir, que los van a pillar a todos. Los científicos salen de sus laboratorios para contarle a la gente lo que inventan para mejorar la vida y el ambiente. Renault hace planes para reformar sus instalaciones porque pronto empezará a fabricar un nuevo modelo.

Vamos, que el caleidoscopio de actividades culturales, científicas, sociales y empresariales que es Valladolid en noviembre ha aunado su voz para transmitir a Amiga madre y Amiga hija el impulso que necesitaban para responder al tratamiento de los médicos y empezar el camino de la recuperación. Y yo me he copiado todas estas buenas noticias (para releerlas en momentos de bajón) en un pincho USB que me han regalado los del Nissan Leaf por acercarme a probar su coche cien por cien eléctrico.

3 comentarios:

  1. Sabes que me voy a apuntar a eso de copiar las buenas noticias para leerlas en momentos de bajón. Yo creo que la vida en general, y para nosotros aquí en Valladolid más, nos ofrece muchas cosas bonitas e interesantes, es cuestión de molestarse un poco, porque casi siempre nos lo dan todo hecho.

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  2. Tu forma de expresar las emociones es como la destreza de Antonio López pintando calles de Madrid, increíble.

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  3. José y Rosa, muchas gracias por los comentarios.

    Es verdad, la vida en Valladolid ofrece muchas cosas interesantes. Y lo de noviembre es espectacular. Tanto si te gusta la música como el teatro, el cine, la ópera, la pintura, la astronomía o los coloquios culturales, hay de todo. No hay más que echar un ojo a cualquier agenda y sacudirse la pereza para disfrutar del otoño.

    Rosa, gracias por tu elogio exagerado por el cariño. Oyendo a la Goshkieva me acordaba todo el rato de ti y tu piano.

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