lunes, 3 de octubre de 2011

Crisis, luz difusa y Valladolid indio

La luz del atardecer es una de las manifestaciones de la belleza que más emociona. Muchas tardes, al volver a casa, me gustaría parar la bici en mitad de una curva y quedarme contemplando el crepúsculo; a veces lo he hecho, intentando retener en mis ojos y en mi cerebro la fuerza de esa luz que saca a la superficie lo mejor y más cálido de cada realidad, pero siempre la oscuridad y el frío de la noche terminan apagando su huella o debilitando su poder, y dejan en el ánimo el sentido de la fragilidad de todo lo obtenido.

Imagen de la nueva Daily en la cabecera de la web de Iveco
Esto ocurre especialmente en tiempos de crisis. Se detiene uno a contemplar cualquier síntoma positivo de la economía –como pudo ser en esta semana pasada las previsiones de expansión del vallisoletano Grupo Norte o el remonte de la actividad en Iveco por el éxito de la nueva Daily, que permitió reincorporar al trabajo a los últimos despedidos-, y enseguida retorna la incertidumbre con una notificación repentina de la dirección de Iveco sobre cese de la producción para hoy y mañana; sombra que viene a sumarse a la nota inquietante de los despidos en Lauki y a las más amenazadoras estimaciones globales del FMI y del Banco Mundial, que alertaban del peligro de una segunda recesión mundial por la crisis de endeudamiento.

Vaticinios pesimistas y llamadas a la responsabilidad

Raman, Nobel de Física 1930
Sin embargo, hay otra manera de mirar estas mismas cosas. Por eso, Robert Zoellick y Christine Lagarde –dirigentes del Banco Mundial y del FMI- alternan estos días sus vaticinios más pesimistas con sus afirmaciones de que Japón, Estados Unidos y la Unión Europea pueden -y deben- combatir este peligro de recesión mediante la unidad y la colaboración financiera.

Y volviendo al tema de la luz, justo al año siguiente de la gran depresión mundial de 1929, recibió el Premio Nobel de Física el científico indio Chandrasekhara Venkata Raman, con un discurso titulado La dispersión molecular de la luz. El color del mar, en el que relata cómo la contemplación de "la maravillosa opalescencia azul del mar Mediterráneo" le llevó a orientar sus investigaciones hacia el estudio de las leyes que gobiernan la difusión de la luz en los líquidos. Y así descubrió lo que se llamaría la espectroscopia Raman, importantísimo avance en la física mundial.

Fernando Rull en el laboratorio (fotografía cortesía de Dicyt)
El descubrimiento de Sir C.V. Raman se ha hecho especialmente presente estos días en Valladolid -con la entrega del premio de investigación del Consejo Social de la UVa al profesor Fernando Rull por su espectrómetro Raman, que será el instrumento esencial de la misión Exomars de la Agencia Espacial Europea y de la NASA para encontrar vida en Marte-, en unas semanas marcada por la presencia de la India en nuestra ciudad: presentación de libros y películas de autores y directores indios, ciclo de actividades culturales dedicado al 150 aniversario del nacimiento de Rabindranath Tagore, conmemoración del nacimiento de Mahatma Gandhi en el día de la no violencia...

La Casa de la India acerca a Valladolid la figura de Tagore
Lo que daría por tener un buen espectrómetro Raman que proyectase su luz sobre el Museo de Escultura y pudiera informarme de la verdadera naturaleza física y química de la decisión sobre su ampliación y fusión con el Museo de Reproducciones Artísticas. Como no lo tengo, seguiré debatiéndome en la duda.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho el artículo. Con las palabras empleadas es fácil imaginar los paisajes del atardecer. Un placer siempre el leerte

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  2. Al leer este artículo me han entrado unas ganas enormes de salir a ver los colores del atardecer, o poder imaginarme la opalescencia azul que inspiró a Raman en sus estudios.

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